jueves, 19 de abril de 2012

Paseo Literario y Cultural por el Madrid del Capitán Alatristre



El Madrid del Capitán Alatriste


1º) ALCÁZAR REAL/PALACIO REAL: (Plz. De Oriente, Madrid)

Situado al oeste de Madrid, el Alcázar Real era la residencia real y la sede de la corte y del gobierno. Actualmente está ocupado por el Palacio de Oriente, más conocido como Palacio Real. La construcción del Alcázar se basa en la reconstrucción de un antiguo castillo medieval. Las obras se acometieron bajo Carlos I en 1538 y se prolongaron durante el reinado de sus tres sucesores.

Estaba organizado en entorno a dos grandes patios, el del Rey y el de la Reina, situados a izquierda y a derecha de la entrada respectivamente. En el Patio de la Reina estaban las sedes de los principales órganos de gobierno: los Consejos Reales. En la planta superior se hallaban los aposentos reales. Residían, además, en el Alcázar, miembros de la familia real y, excepcionalmente, algunos de los cortesanos de mayor rango. Felipe IV entregó al Conde-duque de Olivares las estancias que daban al norte.

El Palacio de Oriente que vemos hoy comenzó a ser construido en 1734, bajo Felipe V de Borbón, tras un incendi que destruyó el Alcázar Real anterior.

“El cielo amenazaba lluvia sobre el Alcázar, y las pesadas nubes que corrían desde el oeste parecían desgarrarse en el chapitel puntiagudo de la Torre Dorada. Sentado en un pilar de piedra de la explanada real, me abrigué los hombros con el herreruelo viejo del capitán que para mí hacía las veces de capa, y seguí esperando sin perder de vista las puertas de Palacio, de donde los centinelas me habían alejado ya en tres ocasiones.” En el Epílogo de la primera novela.

Enfrente de la fachada principal del Palacio Real, quedan recuerdos de la época de los Austrias, como la estatua ecuestre de Felipe IV ( 1621-1665), obra del florentino Pedro Taca. El autor encontró numerosas dificultades para su realización por la postura forzada que el monarca deseaba. Hubo de realizarla sobre la base de dos retratos de Velázquez. En un principio, estuvo instalada en el Retiro. Su pedestal, con bajorrelieves representa a Felipe IV en el acto de condecorar a Velázquez con la cruz de Santiago, y al otro lado contiene una alegoría del mismo monarca protegiendo a las Artes. En su frente hay dos fuentes con forma de conchas, con cuatro leones de bronce en los ángulos. Cuando la estatua fue trasladada del Retiro a donde hoy se ubica, se desmontó la figura real, comprobándose que el interior del cuerpo del caballo estaba repleto de huesos de pajarillos que penetrando por la boca del animal no habían logrado encontrar salida, muriendo en el intento.
(Diego Alatriste nació bajo el reinado de Felipe II, se hizo hombre mientras gobernó Felipe III y comenzó a vivir las aventuras que Iñigo de Balboa relata en el capitán Alatriste poco después de que Felipe IV llegara a reinar)



El monarca accede al trono con 16 años dejando el gobierno en manos de su valido el conde-duque de Olivares. Mientras, el rey se divierte, va de fiesta, acude el teatro, de caza, etc... Su reinado se tambalea y España entra en crisis. Cuando el rey quiere poner remedio a este desastre ya es demasiado tarde.
“ En aquel tiempo cualquier cosa en la Corte de ese rey joven, simpático, mujeriego, piadoso y fatal para las pobres Españas podía ser comprada con dinero, hasta las conciencias”
El capitán Alatriste. Vol. I. Cap.II.







2º) CALLE MAYOR Sale de la Puerta del Sol hasta la Almudena)

Conectaba el Alcázar con el centro de la ciudad y, junto a la Calle del Prado, constituían las dos más importantes del Madrid de la época, lugar de encuentro de damas y de galanes enamorados.
Lope de Vega nació en el número 50 de esta calle y Calderón de la Barca murió en el número 50 de la misma. Aquí vivió con su hija adoptiva, Ana Isabel María Calderón, “La Calderona” que fue abandonada a las puertas de la casa de Calderón cuando aún era una recién nacida. De adulta fue amante del Rey Felipe IV.

Los lugares que se pueden visitar de esta calle:

- A la altura con la calle Sacramento se encuentra la Iglesia Arzobispal Castrense (calle Sacramento, 11), de estilo barroco. Fue construida en el siglo XVII por el duque de Uceda.
- El Palacio de Uceda (calle Mayor, 79), también del siglo XVII, es actualmente la sede del Consejo de Estado.
- El Palacio de Abrantes (calle Mayor, 86) es sede, actualmente, del Instituto Italiano de Cultura.

“En aquel tiempo se llamaba hacer la rúa al paseo tradicional que todo Madrid recorría en carroza, a pie o a caballo, bien por la carrera de la calle Mayor, entre Santa María de la Almudena y las gradas de San Felipe y la puerta del Sol, o bien prolongando el itinerario calle abajo, hasta las huertas del duque de Lerma, el monasterio de los Jerónimos y el prado del mismo nombre. Respecto a la calle Mayor, ésta era vía de tránsito obligada desde el centro de la villa al Alcázar Real, y también lugar de plateros, joyeros y tiendas elegantes; por eso al caer la tarde se llenaba de carrozas con damas, y caballeros luciéndose ante ellas”
En El Capitán Alatriste, cap. VII.

3º) PLAZA DE LA VILLA: (Se llega caminando fácilmente por la calle Mayor)

En este lugar se situaba la Cárcel de la Villa de donde sale el Capitán en el primer volumen y que, hasta hace poco tiempo, fue la sede del Ayuntamiento de Madrid. Hoy todavía quedan algunas oficinas allí.

“Parece mentira. No recuerdo bien el año -era el veintidós o el veintitrés del siglo- , pero de lo que estoy seguro es de que el capitán salió de la cárcel una de esas mañanas azules y luminosas de Madrid, con un frío que cortaba el aliento. Desde aquel día que -ambos todavía lo ignorábamos- tanto iba a cambiar nuestras vidas, ha pasado mucho tiempo y mucha agua bajo los puentes del Manzanares; pero todavía me parece ver a Diego Alatriste flaco y sin afeitar, parado en el umbral con el portón de madera negra claveteada cerrándose a su espalda. Recuerdo perfectamente su parpadeo ante la claridad cegadora de la calle, con aquel espeso bigote que le ocultaba el labio superior, su delgada silueta envuelta en la capa, y el sombrero de ala ancha bajo cuya sombra entornaba los ojos claros, deslumbrados, que parecieron sonreír al divisarme sentado en un poyete de la plaza”.
En El Capitán Alatriste. Capítulo I.

En la plaza, también podemos ver la casa de Cisneros, el Inquisidor, que se remonta al siglo XVI, y la Torre de los Lujanes, del siglo XV, donde estuvo preso Francisco I de Francia tras la batalla de Pavía, final de la guerra contra Francia en tiempos de Carlos I de España, V de Alemania.






4º) PLAZA MAYOR

            Su origen data del siglo XV, cuando se llamaba Plaza del Arrabal. Su diseño como plaza Mayor se debe a la remodelación por iniciativa de Felipe III, entre 1616 y 1617, bajo la dirección del arquitecto Juan Gómez de Mora. Sus edificios, en cinco alturas, estaban destinados a viviendas, salvo el central, que era la Segunda Casa Consistorial, más conocida como Casa de la Panadería (allí estaba el Peso Real y el Fiel Contraste); y, en el lado sur, la Casa de la Carnicería. Ambos edificios datan del siglo XV y quedaron integrados en la nueva plaza. Los soportales y los bajos fueron destinados a tiendas de lujo, porque las manufacturas más asequibles (las gremiales) estaban situadas en lo que hoy es la zona del Rastro. Se mandó construir con dos funciones bien definidas: albergar el mercado diario y servir de escenario de las fiestas de la Corte. Se inauguró el 15 de mayo de 1620 con motivo de las fiestas de San Isidro y los festejos duraron una semana.
             esta Plaza se celebraban numerosos festejos y solemnidades: juegos de cañas, corridas de toros, los autos de fe, las ejecuciones públicas… Por esta razón, desde 1620 se estableció una tasa por el alquiler de los balcones para asistir a las fiestas reales. El año 1623, fue una época de múltiples jolgorios ya que con motivo de la llegada a Madrid del príncipe de Gales, con el propósito de casarse con la infanta María, hermana de Felipe IV , hubo que deslumbrar al visitante y se echó la casa por la ventana.

Mientras nosotros dormíamos con un ojo abierto y recelábamos hasta de nuestras sombras, Madrid ardía en las fiestas con la venida del príncipe de Gales. ......Y eso que Lope a tales alturas no necesitaba darle jabón a nadie” Vol. I


            Esta Plaza sufrió tres incendios( 1631, 1672, y 1790) lo que obligó a distintas remodelaciones. El más importante fue el 1790, duró tres días. Hubo que reconstruir la plaza. El diseño se encargó al arquitecto Juan de Villanueva, quien redujo las alturas y cerró la Plaza con arcos. En 1873 otra reforma la dotó de jardines, quioscos de música y fuentes que desaparecieron en 1936 cuando se restituyó el empedrado. De su época original sólo se conserva la Casa de la Panadería.

“De los más de setenta mil habitantes de Madrid, las dos terceras partes acudían a la Plaza Mayor cada vez que se lidiaban cornúpetas, celebrándose el valor y destreza de los caballeros que se enfrentaban a los animales. Porque en aquel tiempo, hidalgos, grandes de España y hasta personas de sangre real no tenían reparos en salir a la plaza, jinetes en sus mejores corceles, para quebrarle el rejón en la cruz a un jarameño o matarlo pie a tierra, con la espada, entre los aplausos del entusiasmado gentío, que igual se cobijaba bajo los arcos de la plaza, en caso del vulgo, que en balcones alquilados hasta a veinticinco y cincuenta escudos por cortesanos, nuncio y embajadores extranjeros”.En Limpieza de sangre. Capítulo I.

Ha sufrido bastantes cambios con el paso del tiempo. El centro de la plaza está dominada por la estatua ecuestre de Felipe III, trasladada desde el palacete de la Casa de Campo y mandada instalar durante el reinado de Isabel II ( 1848), a petición de Mesonero Romanos ,. para recordar al rey que la mandó realizar. En 1873 , el gobierno republicano la llevó , en una carreta de bueyes, a los almacenes de la Villa. Dos años después se reinstaló en la Plaza Mayor. En 1931, tras la proclamación de la segunda República fue derribada y destrozada. Don Juan Cristóbal la reconstruyó. De nuevo fue retirada cuando se hicieron las obras del aparcamiento subterráneo. Aunque un gran número de madrileños no quería que se colocara de nuevo para que la plaza se mantuviera como originariamente fue concebida, hoy la contemplamos protegida con una verja de hierro para evitar las pintadas en su pedestal.




5º) CÁRCEL DE CORTE:

            Decimos lo mismo que se ha dicho para la Cárcel de la Villa, porque no sabemos si Alatriste sale de esta cárcel o de la de la Villa. La Cárcel de Corte es la actual sede del Ministerio de Asuntos Exteriores en la Plaza de la Provincia, 1 (se accede fácilmente por una esquina de la Plaza Mayor)
            Se construyó en la época de Felipe IV por Juan Gómez de Mora. Aquí estuvieron presos: Lope de Vega, el liberal Riego, el ladrón Luis Candelas, y Espronceda, entre otros.
Fue uno de los edificios arquitectónicos importantes del siglo XVII, que todo el mundo quería contemplar pero “ no dormir en él”.

6º) TABERNA DEL TURCO:

Nos cambiamos de barrio, dirigiéndonos a la Plaza de Puerta Cerrada que se encuentra en la intersección de las calles de la Cava Baja, del Nuncio, de Segovia, de San Justo, de la Pasa, de Gómez de Mora, de Cuchilleros y de Latoneros (donde estaba la botica del Tuerto Fadrique). También es importante comentar que en el Instituto de San Isidro, unido a la Iglesia del mismo Santo (en la calle Toledo), estudiaron muchos hombres del Barroco su bachillerato. Se dice, también, que cerca tenían sus Academias de Gramática el Dómine López de Hoyo, maestro de Cervantes, y don Vicente Espinel, maestro de Lope de Vega.

La Taberna del Turco es un lugar imaginario, creado por el autor de la novela. Estaría ubicada en la esquina entre la calle San Bruno y la Cava Baja.

“La del Turco era en realidad un bodegón de los de comer, beber y arder, situado en la esquina de las calles de Toledo y del Arcabuz, a quinientos pasos de la Plaza Mayor. Las dos habitaciones donde vivíamos Diego Alatriste y yo se encontraban sobre ella; y en cierto modo aquel tugurio hacía las veces de cuarto de estar de nuestra casa”.
En El Capitán Alatriste. Capítulo III.

Actualmente, existe una Taberna que evoca esta del capitán Alatriste en la calle Grafal, al lado de la Cava Baja que ocupa, lo que se dice en el libro fue donde estaba la del Turco. Entre los diversos elementos que llaman la atención en este cuidado restaurante está el nuevo códice en papel amarillento (imitando el antiguo) y tintado en sepia que espera al visitante curioso, enrollado y cerrado con su lacre rojo, sobre la adornada mesa. Esta no es ni más ni menos que la elegante y literaria justificación histórica de este nuevo restaurante que según leemos quiere proceder de una 'Taberna del Turco', como pone en una de sus fachadas, o 'Taberna de Caridad la Lebrijana'. Ello basándose en unos 'Papeles del alférez Balboa' que presumiblemente se guardan en la Biblioteca Nacional.

A continuación reproducimos el texto integro de este interesante y entretenido documento.

“En otro tiempo llamada Taberna del Turco o taberna de Caridad la Lebrijana, lugar famoso en el Madrid de principios del siglo XVII, la Taberna del Capitán Alatriste está en el corazón del barrio de los Austrias, en la confluencia de la calle San Bruno (nombre que recibió en el siglo XVIII, siendo conocida antes como calle del Peso de la Harina o calle del Arcabuz), y la calle Grafal (nombre que sustituyó en 1747 al viejo nombre de calle del Azotado). la planta baja del edificio, que conserva los muros antiguos de piedra y ladrillo, incluye en el subsuelo, intactas, sus originales cuevas centenarias del siglo XVI, construidas con materiales de la muralla árabe que se usaron para levantar las casas vecinas y rellenar el antiguo foso defensivo de la ciudad, inútil ya en esa época. El trazado de tales murallas y fosos, hoy desaparecidos, dio origen a los actuales nombres de calles próximas como Cava Alta y Cava Baja.

Borrar las fronteras entre Historia y ficción, combinar gastronomía, fantasía, cultura y memoria, resulta fuente de especial placer para cualquiera. Este lugar, este barrio y este Madrid son buena prueba de ello. (Texto tomado de la propia página Web del restaurante) .


7º) PUERTA DEL SOL:

No explicamos nada porque lo histórico conservado en este emplazamiento se debe al siglo XIX. Solo hay que decir que, desde los Habsburgo, era la entrada obligada a la Corte y que se usó, en la Edad Media, como muralla defensiva.



En aquel tiempo se llamaba hacer la rúa al paseo tradicional que todo Madrid recorría en carroza, a pie o a caballo, bien por la carrera de la calle Mayor, entre Santa María de la Almudena y las gradas de San Felipe y la puerta del Sol, o bien prolongando el itinerario calle abajo... (Cap. VII. Volum. I)


8º) CORRAL DEL PRÍNCIPE: Calle del Príncipe hasta la Plaza de Santa Ana

            En la parte ocupada por la calle Príncipe, se encuentra el Teatro Español, donde estuvo en la época El Corral del Príncipe, que se remonta a 1583. Es el escenario de las obras de Lope de Vega, Tirso de Molina y de Calderón de la Barca. El otro corral de comedias era el de la Cruz, situado en la calle del mismo nombre.

“Desde el monarca hasta el último villano, la España del Cuarto Felipe amó con locura el teatro. Las comedias tenían tres jornadas o actos, y eran todas en verso, con diferentes metros y rimas. Sus autores consagrados, como hemos visto al referirme a Lope, eran queridos y respetados por la gente; y la popularidad de actores y actrices era inmensa. Cada estreno o reposición de una obra famosa congregaba al pueblo y a la corte, teniéndolos en suspenso, admirados, las casi tres horas que duraba la representación; que en aquel tiempo solía desarrollarse a la luz del día, por la tarde después de comer, en locales al aire libre conocidos como corrales. Dos había en Madrid: el del Príncipe, también llamado de La Pacheca, y el de la Cruz.”
En El Capitán Alatriste. Capítulo X.

9º) CALLE DEL PRADO:

            Si vamos por la calle Carretas podremos llegar fácilmente a la calle del Prado, una de las más importantes del Madrid de la época. En ella nos encontramos la Casa de Lope, en la calle Cervantes, que hoy en un día es un museo. En esa calle también había vivido Cervantes, cuyos restos se encuentran en el Convento de las Trinitarias (situado entre la calle Huertas y Lope de Vega). También, al pasar por la rúa del Prado, es obligatorio detenerse en la calle de Quevedo (antigua del Niño) donde se piensa, tenia casa nuestro poeta, amigo de Alatriste (de hecho, hay una placa conmemorativa)


10º) ) GRADAS DE SAN FELIPE: En la iglesia agustina de S.Felipe

            El Convento de San Felipe el Real (Denominado más abreviadamente como San Felipe el Real) fue un antiguo convento madrileño de monjes agustinos, situado al comienzo de la Calle Mayor de Madrid, junto a la Puerta del Sol.[ Construido entre los siglos XVI y XVII, estaba edificado sobre un gran pedestal (que protegido con sus barandillas) en el que se encontraba el más célebre mentidero de la villa (las Gradas de San Felipe). Uno de sus huéspedes ilustres fue Fray Luis de León.[2] Se encontraba en frente del palacio de Oñate.

            Los inicios del convento se pueden remontar a 1539 cuando Francisco Osorio propone al Ayuntamiento de Madrid la creación de un Convento de Agustinos Calzados. El arzobispo de Toledo, don Juan Martínez Silíceo, lo denegó alegando que en Madrid ya había dos monasterios mendicantes: el de San Francisco y el de Nuestra Señora de Atocha. No obstante el arzobispo de Toledo tuvo que ceder a los ruegos del príncipe Felipe. Cuenta además el príncipe con el apoyo de María de Aragón, tía de Carlos I y priora del convento de Agustinas de Nuestra Señora de Gracia. El convento de Agustinos de San Felipe del Real fue fundado en 1547 mediante a la Bula del Papa Paulo III de 20 de junio.[2] Los Agustinianos tomaron posesión del templo en esta fecha. El templo se dedicó a San Felipe Apostol por ser el príncipe Felipe gran devoto.

            Durante el siglo XVI el convento poseía unos fuertes muros que separaban la vida conventual del bullicio exterior de la Puerta del Sol. La construcción de la fachada daba lugar a una superficie con gradas que se denominaba: lonja de San Felipe. En dicha superficie se agregaban los habitantes de Madrid para intercambiar noticias, rumores, calumnias, inventos, secretos y opiniones. Es por esta razón por la que se denominó "mentidero" de Madrid.[ Las gradas de San Felipe eran también los sitios de reunión de los soldados procedentes de la guerra de Flandes. Era un lugar idóneo para reclutar soldados destinados a los países Bajos Españoles. Un día el balcón de la lonja se hundió debido al peso debido causado por la aglomeración de gente que había en ella, era el día en el que se iba a presenciar la prisión de un reprobo, el accidente causó numerosos muertos y heridos.

Me he referido antes a los mentideros de la Corte, lugar de cita de los ociosos y centro de toda suerte de noticias, hablillas y murmuraciones que por Madrid corrían. Los principales eran tres, y entre ellos -San Felipe, Losas de Palacio y Representantes- el de las gradas de la iglesia agustina de San Felipe, entre las calles de Correos, Mayor y Esparteros, era el más concurrido. Las gradas formaban la entrada de la iglesia, y por el desnivel con la calle Mayor quedaban elevadas sobre ésta, constituyendo por debajo una serie de pequeñas tiendas o covachuelas donde se vendían juguetes, guitarras y baratijas, y por encima una vasta azotea a la intemperie, cubierta de losas de piedra, en forma de alto paseo protegido con barandillas. Desde aquella especie de palco podía verse pasar gente y carruajes, y también pasear y departir de corro en corro. San Felipe era el sitio más animado, bullicioso y popular de Madrid; su proximidad al edificio de la Estafeta de los correos reales, donde se recibían las cartas y noticias del resto de España y de todo el mundo, así como la circunstancia de dominar la vía principal de la ciudad, lo convertían en vasta tertulia pública donde se cruzaban opiniones y chismes, fanfarroneaban los soldados, chismorreaban los clérigos, se afanaban los ladrones de bolsas y lucían su ingenio los poetas. Lope, Don Francisco de Quevedo y el mejicano Alarcón, entre otros, frecuentaban el mentidero. (Cap.9/Vol.1)

11º)CALLE ARENAL E IGLESIA DE SAN GINÉS:

A la altura del número 13 de la Calle Arenal, se encuentra la Iglesia de San Ginés. De origen medieval, fue reconstruida den 1645 a causa de un incendio. Su estado actual data de 1824, por un nuevo incendio.

“La mujer había aparecido estrangulada dentro de una silla de manos, ante la iglesia de San Ginés, con un bolsillo entre los dedos que contenía cincuenta escudos y una nota manuscrita, sin firma, con las palabras: Para misas por su alma
En Limpieza de sangre. Capítulo I.

“El pasadizo de San Ginés era uno de los sitios favoritos de los retraídos, pues por la noche salían allí a que les diese el aire, convirtiendo el lugar en concurrido ir y venir donde no faltaban improvisados figones de puntapié para tomar un bocado; dignísima concurrencia que se disolvía como por ensalmo en cuanto asomaban los corchetes”.
En Limpieza de sangre. Capítulo VI.

12º) CONVENTO DE LAS CARMELITAS DESCALZAS: (Plaza de las descalzas)

            Este convento está cerca de la casa de las Siete Chimeneas y de la encrucijada de calles donde Alatriste y Gualterio Malatesta tendieron la emboscada a los dos caballeros ingleses.

Oculto en la sombra de un portal, Diego Alatriste miró hacia el farol que él y su compañero habían colocado en un recodo de la calle, a fin de que iluminase a los viajeros antes de que éstos alcanzasen a verlos a ellos. La calle, que torcía en ángulo recto, arrancaba de la del Barquillo, junto al palacio del conde de Guadalmedina, y tras discurrir junto a la tapia del huerto del convento de los Carmelitas Descalzos iba a morir ante la casa de las Siete Chimeneas, en el cruce de la calle de Torres con la de las Infantas. (cap.4/Vol.1)

            Por aquí cerca, como dice en el fragmento, también se sitúa el imaginario palacio del Conde de Guadalmedina donde pasan la noche el capitán y los ingleses.

Pero centrándonos en el convento sabemos que el convento de las Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles se fundó en el año 1923 por la Beata Madre Maravillas. Dicha Beata recibió, en 1923, la inspiración de fundar un Carmelo en el centro geográfico de España, El Cerro de los Ángeles, donde se había levantado El Monumento justamente el año en que ella había sido Carmelita Descalza, para acompañar con sus oraciones al Sagrado Corazón de Jesús, tal hecho se produjo detrás de la celosía que da al sagrario de la Iglesia conventual en las Carmelitas Descalzas de El Escorial (Madrid) donde ingresó el 12 de octubre de 1919 recibiendo el nombre de Maravillas de Jesús.


El obispo de Madrid-Alcalá, Monseñor Eijo y Garay acogió y se entusiasmó con la idea y en 1924 la Hermana Maravillas y otras tres monjas carmelitas de El Escorial se instalaron provisionalmente en una casa de Getafe para atender desde allí la edificación del Convento. En esa casa hizo su profesión solemne el 30 de mayo de ese mismo año. En 1926 fue nombrada, por el obispo Eijo, priora de la comunidad y el 31 de Octubre se inauguraba el nuevo Carmelo de El Cerro de los Ángeles del que se puso la primera piedra el 12 de abril de 1925, Pascua de Resurrección. Desde la Festividad de Cristo Rey, 26 de octubre de 1926, fecha en la que ocuparon el Convento, el Sagrado Corazón de Jesús tiene una lámpara que se mantiene siempre encendida con luz de penitencia y oración, con entrega generosa, con el sacrificio callado de cada momento para sintonizar siempre con la voluntad de Dios.


13º) CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN: (Plaza de la Encarnación, 1)

Situado en la Plaza del mismo nombre. Se llama así por encontrarse el Monasterio de las Agustinas Recoletas Descalzas de la Encarnación. Anteriormente se denominó calle del marqués de las Pozas, ( por estar la residencia de este noble en esta calle). En el siglo XVII Felipe III compró las tierras para fundar el convento.

En la plaza destaca también la estatua de Lope de Vega mandada erigir por los madrileños en 1902.

Un perro ladró cuatro veces a lo lejos y después vino de nuevo el silencio. Bien herrado el cinto con pistola, espada y daga, el capitán Alatriste observó la luna que parecía a punto de ensartarse en el chapitel del convento de las Benitas, y después miró, a uno y otro lado, los lugares que quedaban en sombra en la plazuela de la Encarnación. No había moros en la costa”.
En Limpieza de sangre. Capítulo IV.



14º) CASA DE LAS SIETE CHIMENEAS: Donde van los ingleses a refugiarse, era la embajada inglesa

Dirección: Plaza del Rey, 1, c/v Calle de las Infantas, 31.

En cuanto a Carlos Estuardo y Buckingham, se alojaron con bastante más comodidad y todos los honores en casa del embajador inglés; y a la mañana siguiente, conocida la noticia y mientras los consejeros del Rey nuestro señor, con el conde de Olivares a la cabeza, intentaban buscar una salida a semejante compromiso diplomático, el pueblo de Madrid acudió en masa ante la casa de las Siete Chimeneas a vitorear al osado viajero. Carlos Estuardo era joven, ardiente y optimista; acababa de cumplir los veintidós años y, con ese aplomo que tienen los jóvenes con aplomo, estaba tan seguro de la seducción de su gesto como del amor de una infanta a la que aún no conocía; con la certeza de que los españoles, haciendo honor a nuestra fama de caballerosos y hospitalarios, quedaríamos conquistados, igual que su dama, por tan gallardo gesto (Cap.6/Vol.1)

Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil del siglo XVI que quedan en Madrid. Fue proyectada y construida entre 1574 y 1577 por el arquitecto Antonio Sillero para Pedro de Ledesma, secretario de Antonio Pérez. Poco tiempo después, en 1583, la casa fue adquirida por el comerciante genovés Baltasar Cattaneo, según el madrileñista Pedro de Répide con muy malas artes, y desde entonces la casa fue popularmente conocida como «casas de Cataño». Tres años después este genovés mandó al arquitecto Andrea de Lurano realizar la primera ampliación del inmueble, resultando un caserón de planta rectangular, de dos alturas y un tejado a cuatro aguas rematado por siete chimeneas.

De estas chimeneas le viene el nombre a la casa, y también entorno a ellas se ha ido originando una serie de leyendas que nada tuvo que ver con la realidad, como por ejemplo, la que decía que las siete chimeneas representaban los siete pecados capitales, o que la casa sirvió de reclusión a una hija ilegítima de Felipe II y que después de muerta todavía habitaba en ella su espíritu. Esta leyenda tan conocida entre los madrileños dice:

            Una mujer, alta, con el pelo largo y negro que ondea flácido en las azarosas ráfagas de viento, camina segura entre las chimeneas del tejado del edificio. Ataviada con un camisón blanco que cubre su cuerpo hasta los tobillos, se dirige cabizbaja y decidida por el alero del palacete hacia la zona que da al Alcázar. En una mano porta una especie de antorcha, en la que una débil llama lucha a muerte contra la lluvia. Cuando llega al extremo del tejado, cae de rodillas y alzando su rostro al cielo, comienza golpear con fuerza su pecho. Otro relámpago estalla a escasa distancia y su fantasmal perfil se dibuja perfectamente mientras que el sonido del trueno se funde con un alarido que hace que todos los pelos de mi cuerpo se tensen como alambres de acero.

Tras el fogonazo del relámpago y cuando mis retinas vuelven a enfocar en la oscuridad, la extraña mujer ya no está. Parece que se ha evaporado ante mis ojos…

La parte real en la que se basa esta historia parte de la figura de la bella Elena que fue una de tantas amantes del controvertido Felipe II y que éste, como solía hacer cuando alguna de sus amantes se ponía en exceso pesada, arregló su boda con un militar del noble linaje de los Zapata. El nuevo matrimonio estrenó el palacete, que por otro lado fue la única construcción civil que realizó Felipe II, aunque también se comenta que fue construido por el padre de Elena, que era montero del rey, y que éste se lo regaló a su hija tras la boda. En fin, la cuestión es que poco les duró el matrimonio, pues el capitán Zapata partió a la guerra de Flandes pocos meses después de contraer matrimonio con Elena y allí falleció en las primeras contiendas. En este punto Elena queda sola en el enorme caserón, las malas lenguas y los chismorreos de la corte contaban que por las noches, un Felipe II embozado para pasar desapercibido, acudía puntual a la cita con su amante. Estos rumores se extendieron como la pólvora cuando una mañana Elena apareció muerta en su alcoba.

Hay que tener en cuenta que en la época de los sucesos, Ana de Austria se encuentra en la corte para convertirse en la cuarta esposa de Felipe II. ¿Sabía Ana de la existencia de Elena y decidió eliminar el problema cortando por lo sano? ¿Presionó Elena al rey para ser algo más que una simple amante y fue él quien acabó con ella? La respuesta a estas preguntas siempre será un misterio. Para más inri, el cadáver de Elena desapareció en extrañas circunstancias y a los pocos días, el padre de ésta apareció colgado de una viga (aunque este hecho es un poco dudoso según las fuentes consultadas).En este punto fue cuando comenzó la leyenda tras los rumores de que en noches oscuras se veía el fantasma de la doncella en el tejado de la casa, aunque en aquel entonces todavía no era conocida por sus chimeneas. Esta remodelación fue ordenada por Baltasar Cattaneo unos años después tras comprar el inmueble, algunos atribuyen un significado simbólico a sus siete chimeneas, y dicen que simbolizan los siete pecados capitales.

Aunque la historia de esta casa no acaba aquí, ni mucho menos. Años después, todavía con Felipe II como monarca, otra joven muere en su misma noche de bodas con un viejo hacendado Indio. Parece ser que la joven esposa también tenía ciertos encuentros con el pendenciero rey. La joven apareció en los sótanos del palacete con un puñal clavado en el pecho y las arras, regalo del rey, esparcidas a su alrededor. No son pocos los que aseguran que esta doncella también vaga todavía hoy en día por los sótanos de la casa.

Una última muerte se produjo en la casa durante el motín de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III en el año 1766. El pueblo, enfurecido por las medidas represoras del marqués, acudió en turbamulta hasta la casa con la sana intención de lincharlo. Por suerte para él, no se encontraba en la casa y el populacho la tomó con uno de sus mayordomos que ofreció cierta resistencia, muriendo el pobre a garrotazos.

Ya en el siglo XIX, con su venta al financiero Jaime Girona en 1881, se convertiría en la futura sede del Banco de Castilla. Para este propósito, al año siguiente el arquitecto Manuel Antonio Capo emprendió la reforma de las fachadas y restauró la casa devolviéndola su aspecto original, sin que ello implicara transformar profundamente las construcciones que se habían ido añadiendo a la antigua casa.Durante el siglo XX la casa siguió acogiendo sedes bancarias, fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1948 y fue otra vez reformada en 1957 por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y José Antonio Domínguez Salazar. Desde la década de 1980 hasta la actualidad es sede del Ministerio de Educación y Cultura.





15º) PORTILLO DE LAS ANIMAS: La calle de las ánimas es la actual vía Carpetana, y al final es donde se supone estaría la puerta, en la ribera del Manzanares. El cementerio moro, que se menciona, se llama en la actualidad el cementerio de San Justo y en él están enterrados importantes literatos del Romanticismo como Larra, Espronceda, Tamayo y Baus, Lopez de Ayala, etc. No muy lejos de la ribera del río, se encuentra el parque de San Isidro, escenario actual de la famosa fiesta madrileña de dicho santo, patrón de la ciudad.

Apenas quedaba día en el cielo de Madrid; si acaso alguna claridad recortando tejados y campanarios hacia la ribera del Manzanares y el Alcázar Real. Y así, entre dos luces, con las sombras adueñándose poco a poco de las calles, anduve siguiendo de lejos el carruaje, cerrado y con tiro de cuatro mulas, donde Martín Saldañia y sus corchetes se llevaban al capitán. Pasaron ante el colegio de la Compañía de Jesús, calle de Toledo abajo, y en la plazuela de la Cebada, sin duda para evitar vías concurridas, torcieron hacia el cerrillo de la fuente del Rastro antes de volver de nuevo a la derecha, casi en las afueras de la ciudad; muy cerca del camino de Toledo, del matadero y de un viejo lugar que era antiguo cementerio moro, y de ahí conservaba, por mal nombre, el de Portillo de las Ánimas. Sitio que, por su macabra historia y a tan funesta hora, no resultaba tranquilizador en absoluto.(Cap. VII, Vol.1)

            La historia macabra a la que hace alusión Iñigo es la historia de la vía, que cruza desde la iglesia de la Antigua, en el actual Carabanchel, para terminar en la Almudena. Esta era una calle rodeada por los cementerios de Madrid más antiguos y por eso se decía que aparecían fantasmas a veces.

16º) HUERTA DEL DUQUE DE LERMA y MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS: Estos dos lugares se mencionan en el capítulo 7 del primer volumen. Ya hemos reproducido el texto al hablar de la calle Mayor. Pero además de en Alatriste, también en la huerta del Duque se sitúa El Acero de Madrid de Lope de Vega y una escena de Don Gil de las Calzas Verdes de Tirso de Molina.

Se dice que la huerta del Duque de Lerma se sitúo en su día en la calle ancha de San Bernardo, en la manzana entre la calle de la Luna y la calle de la Estrella, en el número 28, se encontraba el palacio del Duque de Denia, después de Lerma, donde prestó servicio como paje Don Rodrigo Calderón. El palacio fue residencia de los duques de la Conquista a principios del siglo XX. En los años 50, en pleno franquismo, los bajos estaban ocupados por comercios, entre ellos “Ayala y Vivanco, almacén de curtidos y calzados de lujo”, y en las plantas superiores había un Centro de Estudios de la Delegación Provincial de Excautivos de FET y de las JONS y de la Comisión Liquidadora de Responsabilidades Políticas. Todos estos episodios formarán parte de la historia negra de este palacio que ya no existe.

La vida de D. Rodrigo Calderón fue un camino de venturas y prosperidades que le llevó a la tragedia. Fue paje del duque de Lerma y al alcanzar éste favor real y convertirse en privado de Felipe III, Calderón alcanzó todo tipo de honores. Cuando en 1618 el duque de Lerma perdió el favor real, sus enemigos políticos se cebaron en su paje, hasta el punto de perseguirlo por la comisión de múltiples delitos y condenarlo a muerte.

En cuanto a los Jerónimos, en la actual Calle Moreto, 4, se llama realmente monasterio de San Jerónimo el Real, fue uno de los conventos más importantes de Madrid, regido originariamente por la Orden de San Jerónimo. Junto a él existía el llamado Cuarto Real, luego ampliado como Palacio del Buen Retiro en tiempos de Felipe IV.

Del convento subsisten actualmente la iglesia, convertida en parroquia de san Jerónimo, y un claustro, a espaldas del Museo del Prado. El claustro sufrió un progresivo deterioro a lo largo del siglo XIX y tras un acuerdo con las autoridades eclesiásticas, fue recuperado e incorporado al Prado como parte de la ampliación diseñada por el arquitecto Rafael Moneo. Por su actual aspecto exterior, el claustro se conoce popularmente como «El cubo de Moneo».

Iglesia y convento estuvieron estrechamente ligados a la vida de la Corte y la monarquía española. El templo fue escenario frecuente de funerales, juras de herederos, bodas y proclamaciones, siendo la última de éstas la del actual rey Juan Carlos I.


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